Austin Avery

Cuando Austin Avery se sentó por vez primera en el sillón de director del centro, supo inmediatamente que su momento había llegado. Durante años había estado trabajando calladamente y en las sombras, acercando a un grupo de médicos y personas de confianza hacia una visión nueva e revolucionaria de la medicina siquátrica. La humanidad había olvidado con demasiada facilidad el significado del espíritu y alma. Y el estaba dispuesto a demostrar la existencia de ese espíritu, a sacarlo más allá de las series B de terror, a tomarlo entre sus manos y retorcerlo hasta comprenderlo del todo y ser capaz de discernir las enfermedades que lo corrompen y que llevan a los hombres a la locura.
Muchos fueron entonces los que se convirtieron en sus cobayas, muchas almas fueron atormentadas por "procesos clínicos", y muchos fueron los que desaparecieron, o perecieron en el intento. La pesadilla perduró durante años, hasta que finalmente Austin Avery pereció en el incendio de la lavandería.